DE LOBOS Y UROGALLOS EN ASTURIAS

Entre estos dos grandes iconos de la naturaleza asturiana, no solo existen diferencias notables, en lo que representa su morfología, como es lógico, sino que tambien, en el resto de sus hábitos, además de una tratante en ambas especies que las distinguen. La primera tiene el componente, en contra de lo que se dice, de haber dejado de ser una especie en peligro de extinción en lo correspondiente al Principado de Asturias. Contribuye a tener esta sensación, la alta densidad de este cánido que se ha podido detectar por los llamados expertos sitúandolo en el orden de unas 40 manadas en territorio astur (supone unos 300 ejemplares. La sabiduría popular apunta a cifras más cuantificadas), cantidad extimada más que suficiente. No se debe de ir más allá de eso. Ya es más que suficiente. No olvidemos que el lobo, mata para comer….. y algo más que nunca se ha exxplicado; siempre deja el rastro, la huella de un desperfecto complementario que no le ha servido para nada, porque nada ha aprovechado, pero que, supuestamente le ha permitido dar rienda suelta a sus instintos primitivos (si no, como se explica? motivo de causar fuertes pérdidas, desazón, temores, etc. entre los perjudicados.

Se desconoce, nadie ha dicho nada, cual sería la densidad estimada, que no fuese motivo de superiores conflictos, que pudiese tener cabida en nuestro ecosistema. Es obligado preguntar para los que tenemos curiosidad en saber, si es necesario, más que conveniente, permitir en territorio astur aumentar el nivel poblacional que este voraz carniboro exhibe en la actualidad, porqué y para qué. Si acaso, ¿razones cientificas imprescindibles?. Con todo respeto a los ilustrados, no me lo creo. 60 manadas en nuestra Comunidad, ¿estaría bien? ¿seria bueno alcanzar esta cifra?, o todavía no la podremos dar por absoluta, pendiente de acrecentarla. Realmente no encaja con lo razonable una densidad sin tope. Las consecuencias que acarrearía no se pueden enmascarar detrás de cortinas de humo. Aquello del sentido común, es lo que debe prevalecer, antes que conquistas ideólogicas, u otras zarandangas que, en este caso, casi nadie se cree, por mucha retorica literaria o verborrea confusionista que empleen en el empeño.

Con toda esta armadura ideológica y de aquella otra de intereses de personas particulares o grupos, dispuestos a la defensa del cánido en cuestión contra cualquier pensamiento contrario, aun que sea racional, choca frontalmente contra la falta de iniciativas a mopdop de fondos de ayuda con aportación económica y material de forma más cuantitativa de los que ha venido recibiendo, a todas luces insuficiente (con lo que se recibe, no alcanza), cara a la recuperación, si no total, si parcial, que facilite la sostenibilidad de un ave tan sumamente simbólica, a la altura de cualquiera otra especie salvaje (lobo, oso, convertidas en emblema por los asturianos), como es nuestro “gallo montés”, el Urogallo Cantábrico, secular inquilino en la espesura de nuestros montes de haya y abedul. En este sentido esta gallinácea silvestre, se estima ha sufrido un verdadero agravio comparativo de transcedental importancia, con las demás especies citadas. Su anunciada desaparición se encuentra a punto de producirse, de no llegar a tiempo (pongámonos en lo peor; tal es la crudeza del hecho que se vaticina); ha supuesto un enorme fracaso del ecologísmo que en todo momento ha estado ausente de prestarle la debida atención. Hace falta muchisimo dinero. Esa ha sido la clave. Altruismo si, pero en este caso menos. La falta de fondos es indicativo

Sin Comentarios

Publicar un comentario